jueves, 26 de enero de 2017

¿Por qué no avanzan las propuestas de la 'actualización' raulista?

¿Por qué no avanzan las propuestas de la 'actualización' raulista?


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Las transformaciones principales propuestas por la "actualización" raulista al modelo "estatal-socialista" (el cuentapropismo, el cooperativismo y la inversión extranjera) no han podido prosperar, pues de aplicarse consecuentemente, acabarían con su sostén: la explotación asalariada de los trabajadores por el Estado.
De liberarse completamente el cuentapropismo y permitir a todos los profesionales trabajar libremente en sus propios negocios privados, la gran mayoría de  la fuerza de trabajo, especialmente médicos, ingenieros y maestros, dejaría sus trabajos para el Estado y este perdería sus principales fuentes de ingresos en divisa y en moneda nacional.

De autorizarse el cooperativismo independiente y permitirse que los ciudadanos se asocien libremente para organizar todo tipo de cooperativas, incluidas cooperativas médicas (como las clinicas mutuales), cooperativas de maestros para formar escuelas de patronato independientes del Estado, cooperativas de construcción, cooperativas de consumo, cooperativas en fin de todo tipo, igualmente la gran mayoria de los profesionales buscaría emplearse en cooperativas y abandonaría sus trabajos para el Estado por sus bajos salarios
De permitirse ampliamente la inversión extranjera en Cuba, en condiciones normales de mercado libre, que necesariamente tendría que incluir la contratación libre de la fuerza de trabajo, el Estado tendría que cerrar sus empresas porque todos los trabajadores se irian para las empresas extranjeras con mejores salarios.
Las empresas estatales no están preparadas ni diseñadas para competir con ninguna de esas tres formas de producción, como lo viene demostrando la limitada apertura al trabajo por cuenta propia y las pequeñas empresas en el sector gastronómico y de turismo.
En fin, el actual trabajo asalariado, en condiciones practicas de esclavitud, para el Estado cubano, dizque socialista, que constituye la base (relaciones de producción)  sobre la cual se sustenta toda la superestructura politica y social del "estatal-socialismo" (en verdad un capitalismo monopolista de Estado abigarrado),  podría desaparecer en poco tiempo si tan siquiera una sola de esas reformas raulistas fuera amplicada consecuentemente. ¡Imaginemos las tres!
Esa es la explicación al eslógan "Sin pausa, pero sin prisa" que ha caracterizado las transformaciones inciadas en el 2007, pues los que concibieron las "reformas" comprendieron que su aplicación consecuente derivaría en la reducción paulatina del capital humano que ahora explota el Estado en función de los intereses de una clase burocrática.
Por eso se mantiene un número estrecho de actividades por cuenta propia; se les imponen altos impuestos; no se crea el mercado al por mayor; las cooperativas agropecuarias siguen atadas al Estado en múltiples aspectos; la creación de una cooperativa no agropecuaria precisa la aprobación del Consejo de Estado; las que se permiten se subordinan a empresas estatales; persisten los monopolios estatales en el comercio interno y exterior; no se aprueban las propuestas de inversiones extranjeras; se impide la libre contratación de la fuerza de trabajo por las empresas extranjeras, lo cual desestimula ese tipo de inversión; no se permita la inversión de emigrados cubanos; y otras por el estilo.
Sin percatarse de ello, con todos esos obstáculos a sus propias propuestas, el raulismo ha demostrado que el modelo de socialismo burocrático desde el Estado y desde arriba, no es reformable y demanda un cambio pleno en toda la concepción de la economía, especialmente en relación con el papel predominante que han querido conceder a la propiedad estatal explotada en forma asalariada y el control total de los mercados y la banca por el Estado.
Se confirma una vez más en Cuba, y ya se había demostrado en la URSS, el "campo socialista" europeo, en China y en Vietnam:  la explotación generalizada de los trabajadores por el Estado solo conduce al agotamiento de las fuerzas productivas, del "capital humano" y especialmente, a la emigración de la fuerza de trabajo.
Y se reitera que la única manera de sacar adelante la economía del país, es abandonar esa filosofía estatalista y asumir la diversidad de formas de producción, como correspondería al socialismo según explicaron los "comunistas democráticos" de Ginebra en la Crítica al Programa de Gotha, redactada por Karl Marx, para lo cual, habría ahora que descomponer  la concentración de la propiedad estatal en asociada o cooperativa de tipo autogestionaria, privada, de capital extranjero y en su mixtura.
Se trata en suma de la respuesta a la pregunta: ¿Quién controla la economía? La burocracia o el pueblo, compuesto por los trabajadores libres asociados (cooperativas, mutuales, empresas autogestionadas, instituciones y asociaciones de patronato colectivo), trabajadores libres privados y empresarios pequeños, medianos y grandes, con sus asalariados sujetos a leyes reconocidas internacionalmente que les garanticen sus intereses  y sometidos todos a la competencia del mercado, con leyes antimonopolios, con posibilidades de cooperar entre todas esas formas y con un Estado de derecho que reconozca la propiedad privada y la asociada.
Aplíquense consecuente e integralmente esas tres medidas aprobadas por el VI Congreso del propio PCC y en poco tiempo veremos prosperar la economía, el bienestar de la sociedad toda y una disminución de la emigración y, especialmente, el traspaso del poder económico de la burocracia al pueblo. Sería el renacer de la nación cubana, con todos y para el bien de todos.

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