sábado, 16 de abril de 2016

Los vaticinios del VII Congreso y la conceptualización del socialismo

Los vaticinios del VII Congreso y la conceptualización del socialismo

El fracaso del "socialismo" cubano, confirmado por los escasos resultados de las reformas, tiene como primera causa la ausencia de democracia.
Las subvenciones de la Unión Soviética, las de Venezuela y la confrontación con EEUU solaparon su inviabilidad durante décadas. La desaparición de esos factores, combinado con la impostergable sustitución de los dirigentes históricos, la necesidad de legitimar a los sustitutos y el creciente descontento potenciado con la visita del presidente Barack Obama, han puesto de manifiesto la insoluble contradicción entre las reformas y la conservación del poder, todo lo cual ha generado un escenario definitorio para el presente  y futuro de Cuba.  

Ante la escasez y aumento de los precios de los productos del agro, la reanimación del éxodo, el descreimiento, la  apatía y el descontento generalizado, la única posibilidad de sacar al país de la crisis es brindarle a las reformas el carácter estructural y la profundidad que requieren. El obstáculo radica en que los que detentan el poder carecen de fuerza para impedir los cambios, pero conservan la suficiente para lentificarlos.
Después de aquella declaración que aseguraban que "ahora sí vamos a construir el socialismo" y de aquella acerca de que "nadie sabía cómo se construía"en medio de esa compleja situación el VII Congreso del Partido Comunista de Cuba (PCC) se propone conceptualizar el fracasado socialismo cubano.
En julio de 2007 el jefe del Estado cubano, al referirse a la situación crítica de la agricultura, planteó la necesidad de "introducir los cambios estructurales y de conceptos que resulten necesarios"En enero de 2014, habló de "una creativa conceptualización teórica del socialismo posible en las condiciones de Cuba". Y en julio de 2015 expresó ante el parlamento cubano, "que se perciben intentos de introducir sutilmente plataformas de pensamiento neoliberal y de restauración del capitalismo neocolonial, peligro que deberá contrarrestarse, entre otros medios, con una creativa conceptualización teórica del socialismo posible en las condiciones de Cuba".
En La República, Platón ofrece un estudio sobre la organización de lo que consideraba una sociedad perfecta. En el Nuevo Testamento, Pablo narra cómo los que poseían propiedades las vendían, traían el dinero y lo depositaban a los pies de los apóstoles, quienes lo repartían según las necesidades de cada uno. En Utopía, Tomás Moro describe la vida en una isla de ficción donde los intereses de los individuos se encuentran subordinados a los de la sociedad y la tierra pertenece a todos. En la Ciudad del Sol, Tomás Campanella describe una sociedad ideal siguiendo el modelo expuesto por Platón. Babeuf, pensador y político francés y fundador del socialismo revolucionario, defendía la colectivización de los bienes, la absoluta igualdad política y económica de todos los ciudadanos y la supresión de la propiedad privada. El socialista utópico Saint-Simon propuso un modelo social liderado por hombres sabios para beneficiar a todos los sectores de la sociedad. Charles Fourier, por su parte, consideraba que el Estado ideal se alcanzaría al desaparecer las diferencias mediante la interrelación entre ricos y pobres. Mientras que el británico Robert Owenconsiderado el padre del movimiento cooperativo, realizó un experimento de socialismo en el que perdió buena parte de su fortuna. Por último, Marx y Engels vaticinaron que el conflicto entre las fuerzas productivas y las relaciones de producción conduciría inexorablemente a la formación comunista.
Las ideas de estos últimos, materializadas en Rusia y extendidas a otras regiones, condujeron al fracaso en todas partes y en todas las épocas. En Cuba, transcurrido 55 años desde la declaración del carácter socialista de la revolución, el estado de crisis confirma el papel vital de la democracia en cualquier modelo, socialista o no.
Por esa enorme experiencia, fallará la conceptualización, uno de los seis documentos que aprobarán los delegados al VII Congreso, si acaso no desata las fuerzas productivas y libera la economía de las trabas ideológicas, extiende el trabajo por cuenta propia y el cooperativismo a todas las actividades de producción y servicios, y elimina las trabas dirigidas a impedir la formación de una clase media.
Si acaso no complementa esas decisiones con libertades para que los cubanos puedan ser inversionistas en su país, asociarse libremente y contratarse como trabajadores libres, entonces la conceptualización será una nueva atadura a las fuerzas productivas y a las potencialidades de un pueblo dotado de capacidad e iniciativa para el éxito.
Hasta ahora la prensa oficial continúa enfrascada repetir por todos los medios de comunicación las consignas: "Sin el Partido no podrá existir la Revolución… El papel esencial del partido como vanguardia de la Revolución… En el Partido se sintetizan los sueños de todos los revolucionarios… El Partido lo resume todo… Nuestra ideología nos hace más fuerte e invencibles… El Partido: el mejor fruto de la Revolución… No podemos fragmentar a nuestro pueblo… Los hombres mueren, el Partido es inmortal… Solo el Partido puede ser el digno de la confianza depositada por el pueblo en el único Comandante en Jefe de la Revolución Cubana…"
Sin embargo temas cruciales como la dualidad monetaria, las reformas de la ley electoral y de la Constitución, la insuficiencia de los salarios y la evaluación de la marcha de las relaciones con EEUU, brillan por su ausencia.
La subordinación de la sociedad al Estado es contraproducente con el desarrollo y está en contradicción con la experiencia histórica y con los cambios en la arena internacional. Cuba demanda un proyecto de país en correspondencia con las exigencias y necesidades de los cubanos, que poco tienen que ver con esa batería de consignas. Ojalá que el Congreso nos sorprenda con todo lo contrario a los vaticinios.

0 comentarios:

Publicar un comentario

Enviar comentarios: