lunes, 13 de julio de 2015

Un crimen sin castigo

Un crimen sin castigo

El acoso a quienes pretendían escapar de la isla se hizo presente cuando apenas comenzaban a navegar mar adentro. Los chorros de agua y los bandazos propinados por los remolcadores Polargos 2, 3 y 5 buscaron frenar el avance de la embarcación que llevaba a bordo 72 seres humanos

RECORDANDO AL REMOLCADOR 13 DE MARZO | 13 de Julio de 2015
Un crimen sin castigo
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El carguero 13 de Marzo y sus víctimas inocentes. (CORTESÍA)
JORGE GARCÍA
Especial
Ya suman más de 20 años de la masacre ocurrida tras el hundimiento del remolcador 13 de Marzo. Es un crimen del régimen cubano que no tiene comparación en la historia de la humanidad. Es un crimen que permanece sin castigo.
La barbarie y el horror cubrieron los hechos que tuvieron lugar la madrugada del miércoles 13 de julio de 1994. Tres remolcadores asesinos, tripulados por filibusteros, tuvieron el encargo de teñir de sangre la bahía de la Habana y vestir de luto a los familiares de quienes murieron ahogados en el mar.
Esa noche se puso a prueba el escarmiento que Fidel Castro proponía a quienes trataran de huir de la dictadura para alcanzar la libertad.

El acoso a quienes pretendían escapar de la isla se hizo presente cuando apenas comenzaban a navegar mar adentro. Los chorros de agua y los bandazos propinados por los remolcadores Polargos 2, 3 y 5 buscaron frenar el avance de la embarcación que llevaba a bordo 72 seres humanos que trataban de escapar.
No obstante, el remolcador 13 de Marzo logra avanzar y ganar un derrotero de siete millas, mar adentro, cuando la embarcación Polargo 5 recibe la orden de parar definitivamente la huida.
El coloso de hierro intensifica su paso y arremete su proa contra la débil embarcación que trataba de huir, hasta el inhumano hundimiento que condujo a la muerte de 37 cubanos, mujeres y niños en su gran mayoría, en medio de un mar oscuro.
De esta manera, unos quedan atrapados dentro de una maraña de hierros retorcidos en el interior de los camarotes, otros son devorados por el torbellino lastimero del mar o los monstruos de la muerte que circulaban a su alrededor.
Los 31 pasajeros restantes cobraron vida gracias a la inesperada llegada de un barco griego a la escena. Esto hace fallar el macabro plan de exterminio masivo y pone en polvorosa a las naves asesinas. No hay auxilio ni rescate en el momento oportuno. Las lanchas guardacostas estaban ahí, mirando en la distancia, desde el principio, y contemplaron impávidas el crimen. Luego intervinieron, cuando el crimen estaba consumado, para quedar bien ante los ojos del barco extranjero. Socorrieron cuando el daño ya estaba está hecho, cuando la mudez había apagado las voces de quienes suplicaban auxilio.
Los muertos fueron abandonados a la suerte de los depredadores, mientras los 31 sobrevivientes del malogrado viaje fueron apresados.

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