martes, 23 de junio de 2015

Privacidad de las parejas: un lujo caro en Cuba

Privacidad de las parejas: un lujo caro en Cuba

En la isla, el déficit de viviendas es el causante principal de que hasta cuatro generaciones diferentes convivan bajo el mismo techo. Entre las tímidas reformas de Raúl Castro no se ha contemplado la apertura de hospedajes asequibles a estudiantes y trabajadores. En su plan maestro ni siquiera se contempla una solución para el acuciante déficit de viviendas en todo el país

CUALQUIER COSA ES UN PROBLEMA | 22 de Junio de 2015
Privacidad de las parejas: un lujo caro en Cuba
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Un joven se asoma a su balcón junto a un cartel de renta de habitaciones en La Habana. (EFE)
LA HABANA.-IVÁN GARCÍA
Especial
Los fines de semana, Alberto, dependiente en un agromercado, reserva con antelación una habitación climatizada de cama amplia y colchón suave, rodeado de espejos y una nevera repleta de cervezas.
“La broma me cuesta 10 ‘fulas’ (pesos convertibles) la noche. Pero es la única manera de tener un momento de intimidad con mi novia.
“Por suerte tengo un negocio privado. De otra manera tendría que tener intimidad en un parque como la mayoría de jóvenes de mi generación”, dice mientras pesa dos libras de frijoles.
En Cuba cualquier cosa puede ser un problema. Es habitual esperar una hora antes de poder subir a un ómnibus del servicio urbano. Dos comidas al día no está al alcance de muchas personas. Y desayunar café con leche es algo exótico.

Para tener sexo deben improvisar
Tener sexo con privacidad también se puede convertir en un lujo. Pregúntenle a Yasmani, estudiante universitario que debe improvisar en cualquier sitio para mantener relaciones íntimas con su novia.
“Mis padres no pueden darme los 5 cuc que cuestan tres horas en una casa particular de citas. Duermo en un cuarto con mi hermana y mi abuela. Para tener sexo con mi novia tenemos que estar inventando en los parques, la escalera del edificio donde vivo o en el patio de una escuela. En los parques oscuros no es aconsejable. Además de masturbadores habituales, pululan pandillas que te asaltan para quitarte la ropa o el teléfono móvil. Una vez, un custodio nos atrapó en el aula de un colegio y fuimos a parar a la estación de policía. Hemos descubierto un 'nido de amor' en un edificio abandonado del barrio. Vamos a ver cuánto dura la buena suerte”, confiesa Yasmani.
Hasta cuatro generaciones conviven bajo el mismo techo
En la isla, el déficit de viviendas es el causante principal de que hasta cuatro generaciones diferentes convivan bajo el mismo techo. “Ya eso es un problema. Añade además que al compartir la habitación con otros familiares resulta complejo tener un espacio de intimidad”, apunta el sociólogo Carlos.
Varias personas caminan por un viejo edificio en una céntrica calle en La Habana. (EFE)
“Los sábados, cuando ando bien de dinero, le doy 50 pesos (dos dólares) a mi hermano para que me preste un par de horas su cuarto y poder tener privacidad con mi novia”, señala Jorge, obrero de la construcción.
Incluso matrimonios consolidados deben ser creativos si quieren tener un espacio sentimental. “En nuestra casa vivimos ocho personas: mis suegros, mi esposa y yo y cuatro hijos varones. Nuestra habitación hemos tenido que compartirla con los niños. Yo duermo en el sofá de la sala. Cuando mi mujer y yo queremos tener relaciones, debemos esperar a que los suegros se vayan a dormir, lo que suelen hacer pasada la una de la madrugada. Es una odisea”, cuenta Erasmo.
Las habitaciones no están al alcance de todos
En La Habana proliferan cientos de residencias confortables que alquilan habitaciones. Yusmila es dueña de una mansión que la ha convertido en lugar de citas. “Siempre la tengo llena. Cobro 7 cuc por tres horas y 20 por la noche completa. Ofrezco comidas y bebidas y los cuartos tienen jacuzzi”. En la antesala, un bar bien surtido y una mesa de billar.
Pero sitios como éstos no están al alcance de todos. Hace 25 años, en Cuba existía una red de posadas estatales [pequeños moteles] baratas.
“Es verdad que estaban desbaratadas, con las paredes llenas de grafitis groseros y huecos que hacían las delicias de los mirones, pero cualquiera podía pagar la estancia de tres o cuatro horas. En las afuera de La Habana, existían posadas de calidad superior, pero había que tener auto propio o ir en taxi”, recuerda Gustavo. 
Cartel de renta de habitaciones en La Habana. (EFE)
Ahora una noche de privacidad, además de 10 cuc como mínimo, la mitad del salario mensual promedio, debes tener dinero para comprar comida y bebida.
“En un vacilón con la ‘jevita’ (novia) se te van bien 30 ó 40 'chavitos' (35 ó 45 dólares). No hay bolsillo que aguante. Se pasa bien. Agua fría y caliente, cama de película y televisor con videos pornográficos. Pero es un lujo. Lo habitual es hacer el amor en un rincón o en un matorral, como si fuésemos animales”, subraya Osvaldo, técnico en una fábrica.
Entre las tímidas reformas económicas del general Raúl Castro no se ha contemplado la apertura de hospedajes asequibles a estudiantes y trabajadores. En su plan maestro ni siquiera se contempla una solución para el acuciante déficit de viviendas en todo el país.
Por tanto, las parejas de pocos recursos seguirán teniendo sexo en cualquier sitio. Lo difícil en Cuba no es ligar [conquistar pareja]. Es pagar una cama decente y tres horas de privacidad.

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