viernes, 12 de septiembre de 2014

EL MAYOR GENERAL OSVALDO SÁNCHEZ

EL MAYOR GENERAL OSVALDO SÁNCHEZ
Por Esteban Fernández
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No aparece en el libro de los Generales castristas. No fue General de la Guerra de Independencia, ni fue General del Ejército Constitucional de Cuba. La inmensa mayoría de los compatriotas no tiene ni la menor idea de quién fue este General cubano. Poco a poco me fui enterando de que, sin lugar a dudas, Osvaldo Sánchez fue uno de los personajes más misteriosos y siniestros que ha dado la isla de Cuba.
La primera vez que escuché hablar de él fue cuando al Central Providencia, muy cercano a Güines, le pusieron su nombre. Y por unos segundos pensé: ¿Quién diablos será este “mártir” que le ponen su apelativo a mi Ingenio favorito? Y casi nadie sabía porque el nombre de este cubano apenas se mencionaba ni se menciona, fue toda la vida un gigantesco enigma, nadie veía ni ve sus fotos y si no le hubieran puesto Osvaldo Sánchez a un Central azucarero hubiera pasado completamente inadvertido.
Y entonces, ¿General de que carijo? El hombre era nada más y nada menos que Mayor General de la KGB Soviética. Niño mimado de Joseph Stalin por su gigantesca y perversa labor a favor del comunismo internacional. Es decir, que ¡el tipejo era de ampanga!…

OsvaldoSanchezyCamiloCienfuegos(Osvaldo Sánchez al lado de Camilo Cienfuegos; foto obtenida por este bloguista de Baracutey Cubano de un video proporcionado por Eduardo Prida, quien tuvo además el mérito de identificar a Osvaldo Sánchez, quien junto a Joaquín Ordoqui, jefe del brazo armado del Partido Socialista Popular, PSP, fueron los responsable del asesinato público en Santi Espíritu del excomunista y sindicalista Sandalio Junco, entre otros asesinatos)
Y, ¿fue mártir de la revolución cubana? Bueno, mientras los cubanos nos hemos pasado medio siglo preocupados e interesados en saber si los hermanos Castro mataron a Camilo Cienfuegos (un don nadie comparado con Osvaldo Sánchez) lo cierto es que hemos ignorado que tres meses antes del desembarco de Playa Girón las ametralladoras “Cuatro Bocas” castristas derribaron la avioneta donde iba Osvaldo Sánchez.
¿Los hermanos Castro mataron a un subalterno? No, mis estimados lectores. Matar a sus testaferros y asesinar a sus enemigos, es algo común y corriente a través de la historia de Fidel y Raúl. No, ¡pulverizaron al Jefe de todos los jefes comunistas en Latinoamérica!…
¿Ustedes ven lo bravucones que parecían ser el Che, Camilo, Ramiro, Almeida, Ameijeiras, Fidel y Raúl? Bueno, pues yo quiero que ustedes sepan que se ponían a temblar y a sudar frío ante la presencia del representante del Kremlin en toda América Latina. Mientras ellos se iniciaban en la matanza, Osvaldo llevaba muchísimos años de matarife a nivel mundial.
No fue Carlos Rafael Rodríguez el que hizo el pacto del Partido Socialista Popular con Castro en la Sierra Maestra, fue Osvaldo Sánchez quien le hizo comprender al aspirante a tirano la imperiosa necesidad de que se pusiera al servicio del comunismo internacional y de él en particular.
Fue Osvaldo Sánchez el auténtico creador del tenebroso G2 cubano y fue el artífice del Ministerio del Interior. Mientras los cubanos le echamos toda la culpa a Ramiro Valdés -que mucha tiene-, exoneramos por desconocimiento absoluto al verdadero arquitecto de todos los cuerpos represivos y de terror en nuestra patria.
Blas Roca, Lázaro Peña, Juan Marinello, Aníbal Escalante, Joaquín Ordoqui, Edith García Buchaca, y el P.S.P en pleno, eran solamente unos segundones, canchanchanes de Osvaldo Sánchez. De la misma manera que Vilma Espín era simplemente una figura decorativa en la “Federación de Mujeres Cubanas”, mientras la que verdaderamente cortaba el bacalao ahí era la esposa de Osvaldo Sánchez: Clementina Serra.
La eminencia gris era Osvaldo Sánchez, hasta que Fidel lo asesinó. Y, ¿se acuerdan ustedes que nosotros nos burlábamos- por sus ridículos apellidos y su tipo de “viejo bitongo”- del Ministro de Relaciones Exteriores Isidoro Malmierca y Peoli? Bueno, ese era también el segundo al mando y hombre de la mayor confianza en la KGB. Se salvó- al igual que Carlos Rafael Rodríguez- porque se plegó.
El día en que Castro mató a mansalva a Osvaldo Sánchez fue cuando los soviéticos se dieron cuenta que no era un tipo dúctil, ni un pedazo de plastilina que podían moldear ni mucho menos mangonear a su antojo, sino que era un verdadero monstruo. En ese instante ellos perdieron a Cuba.
 

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