sábado, 29 de octubre de 2011

La difícil tarea de ser un líder

Por: Ariel Clavijo - Para Todos aquellos que hemos mantenido el espíritu combativo en la lucha por la
liberación de nuestra patria, ha sido muy común saber distinguir cuándo nos encontramos frente a una persona con características especiales; personas que cuentan con un don poco común como es el de poder aglutinar, mantener unido a un grupo y ser capaces de orientar, dirigir, y administrar de una forma ordenada las diferentes tareas y estrategias de ese grupo. Tener capacidad para diferenciar cuándo y cómo asestar un golpe político, desarrollar la capacidad ideológica y hacer llegar el mensaje adecuado a cada nivel. Discutir los planes de trabajo y tener la capacidad de convencimiento para que ese grupo adopte disciplinadamente la estrategia planteada. Eso es ser un líder; medir cada una de las palabras emitidas en los partes de prensa para hacer llegar un mensaje claro pero determinante y seguro, convincente y enérgico.
Todas esas cualidades unidas en una persona fue lo que siempre encontramos en Laura Pollán.

Como dirigente y líder de Las Damas de Blanco, Laura Pollán representó internacionalmente a ese grupo de mujeres, que en un principio, parecían insignificante, pero poco a poco, con su persistente trabajo, se fueron ganando el respeto de todos aquellos que cada semana las veían desfilar por las calles habaneras pidiendo la libertad de sus seres queridos que se encontraban en las ergástulas de la tiranía. Pronto comenzaron a hacerse sentir y no pasaron desapercibidas ante los ojos del tirano quien ordenó el ataque despiadado, con golpes, ofensas, humillaciones y tratando de desacreditarlas en la lucha tan pura como sus vestimentas que cada domingo caminaban en silencio por las calles como corriente de aguas claras llevando un mensaje de amor que ya calaba las entrañas de la tiranía y a las que señalaba como un grupo ideológicamente peligroso y que había que desintegrar lo más pronto posible por representar una amenaza para la revolución.

Muchos fueron los intentos desmedidos por destruirlas sin resultado alguno. Estas mujeres representaban el grupo más compacto y más difícil de penetrar y contrarrestar. Pronto su labor fue reconocida internacionalmente y se les otorgaba premios y menciones que destacaban su labor. En todo momento, en cada una de las declaraciones que se emitían, en cada una de las actividades, en cada fecha, siempre Las Damas de Blanco con su líder Laura Pollán al frente, eran vistas por las diferentes calles de la capital cubana, sin pronunciar palabras, con flores en sus manos para entregarlas a aquellos que las agredían, lanzaban una y otra vez un mensaje difícil de olvidar.

Un día su mensaje fue escuchado y los restantes prisioneros políticos del grupo de los 75 de La Primavera Negra fueron puestos en libertad; fueron enviados al destierro, pero la líder quedó, el capitán del barco no abandonó la nave y al frente de los marinos restantes y los de apoyo Laura Pollán, día a día era noticia y ya no sólo su presencia estaba en la capital, se veía y se escuchaban sus palabras condenando a la tiranía en cualquier rincón de la isla; sin temor, con valentía, con dureza, sin adornar las palabras, como un ejemplo del verbo Martiano y cortante como el filo del machete del general Antonio, condenaba una y otra vez a quien oprime al pueblo, al que trata de aplastar las ideas libertarias con golpes y encarcelando, reprimiendo y matando.

Laura Pollán ha muerto, pero sus palabras y su legado han quedado firmes en ese grupo de mujeres y en todos aquellos que con integridad y valor luchan por obtener la libertad del pueblo cubano. Sus palabras serán como un látigo que castigara sin piedad al tirano Raúl Castro y su prole de criminales y que en algún momento tendrán que estar frente a la historia.

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